Los autores del estudio, después de valorar distintas opciones de potenciales rutas de
transmisión, concluyeron que lo más probable era que el contagio se hubiese producido
por la transmisión de gotículas desde el paciente afectado que se encontraba en una de
las tres mesas, a los comensales de las otras dos mesas. Si bien, consideran que las
gotículas emitidas por el paciente eran la fuente, el aire acondicionado del restaurante
jugó un papel relevante en la diseminación de esas gotículas más allá de la distancia que
se considera habitual (1-2 metros), y en la dirección de las personas afectadas.
Por tanto, desde un punto de vista de salud pública, merece la pena considerar esta
posibilidad de “amplificación” de la transmisión que pueden ofrecer los aires
acondicionados.
Se trataría de considerar al menos dos aspectos: uno el que se acaba
de ver; la posibilidad de ampliar el radio de diseminación de las gotículas, por la
velocidad con que circula el aire; el otro, quizá más controvertido, supondría pensar en
la posibilidad de que el aire de circulación de una sala es extraído, pasa a través de los
diferentes dispositivos del aire acondicionado y es vuelto a introducir en la sala: si alguna
persona está afectada y el virus recorre el circuito, puede ser retornado y difundido por
toda la sala en cuestión, ampliando la potencial diseminación.
Por su parte en Corea de Sur también se notificó un brote en un “call center”. El pasado
día 8 de marzo, 94 personas, de un total de 216 que trabajaban en la planta 11 de un
“call center”, fueron diagnosticadas de COVID-19. La hipótesis más plausible fue la gran
cercanía en la que se encontraban los trabajadores, pero no se descartó que el aire
acondicionado pudiese haber jugado algún papel importante.
Son hipótesis que no han sido recogidas, al menos de momento, en la literatura
científica. No obstante, merece la pena su consideración y seguir las pautas que
diferentes asociaciones del sector del aire acondicionado están recomendando.
Un aspecto que llama la atención y que merece la pena reseñar es que, en los dos brotes,
el aire acondicionado era central y vinculado a grandes edificios.
Para ello, en nuestra opinión, habría que distinguir las grandes instalaciones de aires
acondicionados de edificios como hoteles, hospitales, centros comerciales, etc., de los
aparatos de aire acondicionado domésticos o instalados en establecimientos pequeños,
porque si bien el fundamento de su funcionamiento es el mismo, las propias
instalaciones, conducciones, aprovechamientos energéticos, renovación de aire
exterior, ventilaciones, reducción de recirculación, etc., son de mucha mayor
complejidad en las primeras.
Aires acondicionados domésticos y de pequeños establecimientos
Una de las recomendaciones más importantes que se han trasmitido por parte de las
Autoridades Sanitarias es la de ventilar, sean las viviendas, los locales, los
establecimientos, etc. La ventilación reduce de forma muy importante la potencial
concentración del virus.
Los dispositivos de aire acondicionado para climatizar viviendas o establecimientos
como pueden ser las farmacias comunitarias, son de dos tipos: fancoil (agua-aire) y split
(aire-aire). La diferencia desde el punto de vista de la salud pública es que el primero
puede generar problemas de legionelosis.
En ambos casos, el aire del establecimiento está en continua recirculación, de tal forma
que entre la unidad externa y la interna se produce la condensación y evaporación,
restando calor al aire interior y por tanto enfriándolo. Estas instalaciones son sencillas y
cuentan con un filtro para el aire que recircula. Por ello, y tras haber consultado con
expertos, se puede concluir que, como todo tipo de instalación requiere de su
mantenimiento adecuado y cambio de los filtros si fuese necesario. Además, para
evitar flujos del aire, se puede reducir al mínimo la velocidad del ventilador y, por ello,
de recirculación del aire de retorno al establecimiento y orientar la salida del aire hacia
espacios no frecuentados. Si a esto se añade que, tanto las personas que se encuentran en un consultorio, local, establecimeinto etc cuentan con mascarillas, los riesgos de transmisión del virus se ven muy
reducidos.
Siguiendo las pautas de la Asociación Técnica Española de Climatización y Refrigeración
(ATECYR) , “es recomendable realizar una revisión general de la instalación de
climatización y ventilación antes de su puesta en marcha, por técnicos especializados”.
Por su parte, FEDECAI , recomienda para estas instalaciones “limpiar los filtros
(normalmente con lejía si son de plástico) y los equipos. Una vez limpios, se pueden
desinfectar con alcohol pulverizado”
Por todo ello, se puede concluir:
1.-No hay evidencias de que el aire acondicionado haya contribuido de una manera
relevante en la transmisión del SARS-CoV-2 a fecha de hoy.
2.-Una de las medidas más eficaces a implantar en los edificios, locales, viviendas y, en
general, espacios cerrados, es la ventilación, preferentemente natural.
3.-Las instalaciones de aires acondicionados, en especial las de los grandes edificios,
entrañan una cierta complejidad que requiere, en todo caso, del concurso de
especialistas en calidad el aire interior antes de su puesta en funcionamiento.
4.- A la necesaria ventilación frecuente de los locales, en los establecimientos que
cuenten con pequeños dispositivos de aire acondicionado, los fancoils y los splits, antes
de su puesta en marcha deberán ser revisados y limpiados por técnicos cualificados.
Madrid, 27 de mayo de 2020
Dra. Inmaculada Castillo Lozano.
Dr. José Mª Ordóñez Iriarte
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