Los Aires Acondicionados y el COVID19


En el marco del brote de COVID-19 en Wuhan, China, en un restaurante en Guangzhou, que afectó a 10 personas de 3 familias y que pudo transmitirse a través del aire acondicionado  . El restaurante es un edificio de 5 plantas con aire acondicionado sin ventanas. En la tercera planta, que tiene un tamaño de 145 m2 , está situada la sala donde ocurrió el brote. La distancia entre cada una de las mesas era de 1 metro y las mesas que ocuparon las tres familias afectadas estuvieron ocupadas más de 50 minutos, tiempo en el que el aire acondicionado emitía aire hacia el interior sobre una de las mesas.
 Los autores del estudio, después de valorar distintas opciones de potenciales rutas de transmisión, concluyeron que lo más probable era que el contagio se hubiese producido por la transmisión de gotículas desde el paciente afectado que se encontraba en una de las tres mesas, a los comensales de las otras dos mesas. Si bien, consideran que las gotículas emitidas por el paciente eran la fuente, el aire acondicionado del restaurante jugó un papel relevante en la diseminación de esas gotículas más allá de la distancia que se considera habitual (1-2 metros), y en la dirección de las personas afectadas. Por tanto, desde un punto de vista de salud pública, merece la pena considerar esta posibilidad de “amplificación” de la transmisión que pueden ofrecer los aires acondicionados. 
Se trataría de considerar al menos dos aspectos: uno el que se acaba de ver; la posibilidad de ampliar el radio de diseminación de las gotículas, por la velocidad con que circula el aire; el otro, quizá más controvertido, supondría pensar en la posibilidad de que el aire de circulación de una sala es extraído, pasa a través de los diferentes dispositivos del aire acondicionado y es vuelto a introducir en la sala: si alguna persona está afectada y el virus recorre el circuito, puede ser retornado y difundido por toda la sala en cuestión, ampliando la potencial diseminación.
 Por su parte en Corea de Sur también se notificó un brote en un “call center”. El pasado día 8 de marzo, 94 personas, de un total de 216 que trabajaban en la planta 11 de un “call center”, fueron diagnosticadas de COVID-19. La hipótesis más plausible fue la gran cercanía en la que se encontraban los trabajadores, pero no se descartó que el aire acondicionado pudiese haber jugado algún papel importante. 

Son hipótesis que no han sido recogidas, al menos de momento, en la literatura científica. No obstante, merece la pena su consideración y seguir las pautas que diferentes asociaciones del sector del aire acondicionado están recomendando. Un aspecto que llama la atención y que merece la pena reseñar es que, en los dos brotes, el aire acondicionado era central y vinculado a grandes edificios. Para ello, en nuestra opinión, habría que distinguir las grandes instalaciones de aires acondicionados de edificios como hoteles, hospitales, centros comerciales, etc., de los aparatos de aire acondicionado domésticos o instalados en establecimientos pequeños, porque si bien el fundamento de su funcionamiento es el mismo, las propias instalaciones, conducciones, aprovechamientos energéticos, renovación de aire exterior, ventilaciones, reducción de recirculación, etc., son de mucha mayor complejidad en las primeras. 

Aires acondicionados domésticos y de pequeños establecimientos

Una de las recomendaciones más importantes que se han trasmitido por parte de las Autoridades Sanitarias es la de ventilar, sean las viviendas, los locales, los establecimientos, etc. La ventilación reduce de forma muy importante la potencial concentración del virus. 
Los dispositivos de aire acondicionado para climatizar viviendas o establecimientos como pueden ser las farmacias comunitarias, son de dos tipos: fancoil (agua-aire) y split (aire-aire). La diferencia desde el punto de vista de la salud pública es que el primero puede generar problemas de legionelosis. En ambos casos, el aire del establecimiento está en continua recirculación, de tal forma que entre la unidad externa y la interna se produce la condensación y evaporación, restando calor al aire interior y por tanto enfriándolo. Estas instalaciones son sencillas y cuentan con un filtro para el aire que recircula. Por ello, y tras haber consultado con expertos, se puede concluir que, como todo tipo de instalación requiere de su mantenimiento adecuado y cambio de los filtros si fuese necesario. Además, para evitar flujos del aire, se puede reducir al mínimo la velocidad del ventilador y, por ello, de recirculación del aire de retorno al establecimiento y orientar la salida del aire hacia espacios no frecuentados. Si a esto se añade que, tanto las personas que se encuentran en un consultorio, local, establecimeinto etc cuentan con mascarillas, los riesgos de transmisión del virus se ven muy reducidos. Siguiendo las pautas de la Asociación Técnica Española de Climatización y Refrigeración (ATECYR) , “es recomendable realizar una revisión general de la instalación de climatización y ventilación antes de su puesta en marcha, por técnicos especializados”. Por su parte, FEDECAI , recomienda para estas instalaciones “limpiar los filtros (normalmente con lejía si son de plástico) y los equipos. Una vez limpios, se pueden desinfectar con alcohol pulverizado” Por todo ello, se puede concluir:

1.-No hay evidencias de que el aire acondicionado haya contribuido de una manera relevante en la transmisión del SARS-CoV-2 a fecha de hoy.
 2.-Una de las medidas más eficaces a implantar en los edificios, locales, viviendas y, en general, espacios cerrados, es la ventilación, preferentemente natural.
 3.-Las instalaciones de aires acondicionados, en especial las de los grandes edificios, entrañan una cierta complejidad que requiere, en todo caso, del concurso de especialistas en calidad el aire interior antes de su puesta en funcionamiento. 
4.- A la necesaria ventilación frecuente de los locales, en los establecimientos que cuenten con pequeños dispositivos de aire acondicionado, los fancoils y los splits, antes de su puesta en marcha deberán ser revisados y limpiados por técnicos cualificados. 

Madrid, 27 de mayo de 2020 Dra. Inmaculada Castillo Lozano. Dr. José Mª Ordóñez Iriarte


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